Desde el balcón.


Afortunadamente en esta cuarentena tengo acceso a un balcón que da a la calle, ese encuadre es mí televisión, que forma de ver personajes y faunas exóticas. Que desfile de caricaturas, de seres ascendidos y de sucios sediciosos que infringen el aséptico régimen. Burdos revoltosos, con pequeños perros encadenados, caminan lentamente incitando a la insurgencia y al derrocamiento de la orden profiláctica.

Me llaman la atención las abuelas, van siempre solas y me parece que no le temen al virus, sino al hambre, y a cada paso parsimonioso arengan con su silencio a transgredir la auto represión. Y les juro que alcanzo a escuchar como gritan para adentro: "Alzaos esos barbijos, volvamos a comer polvo y tomar de la mano al otro. Juntémonos en un asqueroso abrazo de fraternidad que nos una frente al fascismo sanitario."


Por: Álvaro Ruiz Velasco


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