Memorias de una araña


La puerta no se abre, tampoco se cierra, afuera sé que hay música, se cola por las rendijas de mis oídos. Todos están en algún lugar, acurrucados, desvelados, con el insomnio de la inmovilidad.
Soy una araña que mira paciente su tela, ve el brillo que resplandece en sus hilos de cristal esperando moverse, solo moverse, no hay nada más que hacer que esperar el movimiento, dar el impulso, abrir la boca y pronunciar, lo indecible,
Nadie nos mira, silencio, esperar, calladitos, con los ojos abiertos, inmóviles, impávidos, soy una araña mirando sus hilos.

Por: Harry Soria


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